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CAPÍTULO 17

2015-16 – Tras el descalabro que supuso el descenso y ya con Pedro Munitis como primer entrenador, el club se puso manos a la obra para intentar volver a la categoría de plata. Para compensar las numerosas bajas, se fichó a jugadores como Dani Rodríguez, Dioni, Álvaro Peña y el veterano César, que volvía al club después de trece años. El comienzo no fue el deseado, cediendo muchos puntos ante rivales con los que no se esperaba. Ello supuso quedar bastante descolgado en la tabla clasificatoria al finalizar el primer tercio del torneo liguero. Afortunadamente, el equipo fue cogiendo solidez y confianza, llegando al tramo final con posibilidades de alcanzar el primer puesto, que otorgaba un camino en teoría más sencillo para lograr el ascenso. A falta de dos partidos para terminar, se presentó una buena oportunidad de quitar el liderato al Racing Club de Ferrol, que llegó a superarnos en muchos puntos durante aquel curso. En A Malata, con gran presencia de racinguistas santanderinos, los racinguistas ferrolanos empataron un dos a uno en contra casi con el final del partido. Ello provocó que los cántabros necesitaran la victoria en la última jornada ante el Coruxo F. C. en los Campos de Sport, a la vez que la derrota de los ferrolanos ante un Atlético Astorga al que únicamente un milagro evitaría su descenso directo. Los cántabros ganaron a los gallegos, cumpliendo con su parte, y celebrando al final el liderato gracias a la impensable victoria de los leoneses, que ni así evitarían caer a Tercera División. Llegados a la eliminatoria de campeones ante el Reus Deportiu, una derrota contundente por tres a cero en los Campos de Sport al finalizar el partido de ida lastró las posibilidades racinguistas de ascenso. En la primera eliminatoria de repesca, ante el Cádiz C. F., sin gol, por las baja forma o lesiones de sus goleadores más importantes, condenaron a los racinguistas a continuar en la tercera categoría.

 

2016-17 – Un icono del racinguismo como Pedro Munitis, triste y apenado, como todo racinguista, consideró que no debía continuar como entrenador tras no culminar el ascenso. Por ello, se optó por confiar en un santanderino como Ángel Viadero como sustituto. Éste, logró formar un sólido bloque, aprovechando la llegada de fichajes como Crespo, Castañeda, Heber, Aquino y el astillerense Sergio Ruiz, centrocampista que había jugado los años anteriores en modestos equipos de Tercera División y Preferente, en Cantabria. Los inicios fueron esperanzadores, con un Racing lanzado en las primeras jornadas, amparado en una fiabilidad arrolladora. Nadie contaba en principio que la Cultural D. Leonesa aguantaría aquel ritmo, pero no solo lo hizo, sino que superó a los cántabros en el tramo final, logrando un liderato que les valió el ascenso tras encontrarse en la liga de Campeones a un rival, el filial del F. C. Barcelona, que les dio muchas facilidades defensivas. Los racinguistas, que tuvieron a Aquino, con 26 goles, y Abdón Prats, que con 14 tantos, justificó su llegada en la segunda vuelta de campeonato, afrontarían el camino más difícil como era el de dejar atrás a tres rivales en distintas eliminatorias. Después de deshacerse del C. F. Rayo Majadahonda, se pudo remontar un dos a cero en contra en Villanueva de la Serena, para eliminar al C. D. Villanovense, ganando por cuatro a cero en unos Campos de Sport que eran una auténtica caldera. En la última eliminatoria, aquellos jugadores del filial barcelonista que fueron eliminados de manera fácil por la Cultural, se aprovecharon de unos malos minutos en el final del primer tiempo y comienzo del segundo, en el partido de ida jugado en los Campos de Sport. Se llevaron un cuatro a uno a favor, quizás demasiado elevado, para solventar a su favor con un empate sin goles en la vuelta. En el terreno institucional, se produjo la llegada de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz al club, tras adquirir el 30 % del paquete accionarial que les otorgaría una mayoría accionarial dentro del club. Con su grupo empresarial, PITMA, comenzaría una etapa de altos y bajos deportivos.

 

2017-18 – A pesar de la continuidad de Viadero en el banquillo, la campaña 2017-18 no se parecería en nada a la anterior. Con el club inmerso en una lógica economía de guerra, se optó por fichar a jugadores con mucha experiencia como Gonzalo, Regalón, Rivero, Antonio Tomás, Juanjo, Álex García y Lázaro, que llegaría en la segunda vuelta. A pesar de ganar en las dos primeras jornadas, pronto se vio que el equipo no tendría la regularidad ni resultados del primer año de Viadero como entrenador. Por primera y ´única vez en su historia, el Racing no llegaría a clasificarse para disputar el ascenso estando en Segunda División B. Con el C. D. Mirandés como campeón, hasta tres equipos filiales, los del Real Sporting, Real Sociedad y Athletic Club, privaron al equipo racinguista de la lucha. Antes de ello, a 14 partidos, Viadero dejó su cargo para intentar con un experimentado Carlos Pouso, dar un giro a la situación, resultando estéril la maniobra. Fuera del terreno de juego, el 5 de junio de 2018, Alfredo Pérez se convertiría en presidente tras la dimisión de Manolo Higuera.

 

2018-19 – Se apostó por el ascenso de manera fuerte, firmando a Molina como director deportivo y el ovetense Iván Ania como director de una orquesta que tendría muchas caras nuevas tras una profunda renovación. Jugadores como Buñuel, Figueras, Óscar Gil, Cejudo, Lombardo y Jon Ander fueron parte importante de un gran bloque, que, desde el comienzo fue marcando distancias en su grupo, perdiendo únicamente cuatro de sus treinta y ocho partidos de torneo regular. Ello posibilitó alcanzar el título de campeón de su grupo con partidos por delante para preparar la eliminatoria de campeones, primera opción para el ansiado ascenso. El rival sería el CD Atlético Baleares, equipo que tenía un fortín en su pequeño y completo campo de Son Malferit. Tras un empate sin goles en el partido de ida, jugado en Santander, los racinguistas estaban obligados a marcar en caso de empate para conseguir el ascenso. Las cosas se complicaron con un gol de penalti anotado por los mallorquines, con el que se llegó al descanso. En la segunda parte, los racinguistas, conscientes de que no había otra, fueron a por ese gol que les permitiera regresar a Segunda División. Y así fue, cuando a la salida de un saque de esquina, lanzado por Lombardo en jugada ensayada, el esférico llegó a Buñuel, que, a 25 metros de portería, lanzó un derechazo que hizo inútil la estirada del guardameta local. Los visitantes aguantaron el resultado hasta el final del partido, provocando el delirio de los más de 300 seguidores allí presentes, que invadieron el césped cuando el árbitro pitó el final de partido. Dentro de aquella campaña, en los últimos partidos, debutó un jugador llamado a ser líder y capitán en los siguientes años: Íñigo Sainz-Maza.

 

2019-20 – Como era lógico, Ania como técnico y Molina como director deportivo, seguirían en sus cargos, planificando una dura temporada como es siempre que se asciende a una categoría superior. Con una economía muy justa, se intentó completar una plantilla lo más competitiva. Así, llegaron jugadores como Yoda, Alexis, Nkaka, Nuha Marong o David Rodríguez, entre otros. El mal comienzo de competición, lastró a un equipo que no pudo levantar cabeza, más aún tras el parón obligado por la COVID-19 que paralizó el mundo. Ni siquiera con la llegada de Cristóbal Parralo, primero, y Oltra, después, en sustitución de Ania. Tocaba de nuevo reestructuración deportiva para volver lo antes posible al fútbol profesional.

 

2020-21 – Ni el asturiano, Javier Rozada, primero, ni el vizcaíno Aritz Solabarrieta, posteriormente, consiguieron que una plantilla totalmente renovada, pudieran conseguir una regularidad que les permitiera luchar por el ascenso. Lejos de ello, el equipo tuvo que jugar una segunda fase por permanecer en la categoría con la nueva denominación de 1ª RFEF. Si se logró que varios de los fichajes de esta temporada fueran importantes en la siguiente, como fueron los casos de Cedric Omoigui, Bustos y Soko. Fue la temporada de confirmación de Íñigo Sainz-Maza en el equipo, así como la irrupción de Mantilla, que volvía tras cesión en el CD Laredo, y un juvenil de 17 años que encandilaría a la afición racinguista, necesitada de iconos, Pablo Torre. Éste, hijo del que fuera exjugador del club, Esteban Torre, ilusionó al racinguismo bien pronto.

 

2021-22 – El Consejo de Administración decidió apostar por un entrenador joven, del que se tenían buenas referencias y capaz de motivar e implicar a un grupo. Fue entonces cuando llegó Guillermo Fernández-Romo, que se encargaría también de formar la plantilla. Llegaron veteranos con gran implicación y rentabilidad como Unai Medina, Pol Moreno, Fausto Tienza, Parera y Satrústegui, que, desde el principio, con la aportación de los Cedric, Bustos, Soko, Mantilla, Pablo Torre e Íñigo Sainz-Maza, lograron una regularidad desde el inicio de competición, situándose con muy buenos números en la parte alta de la tabla. Únicamente, un imparable RC Deportivo de La Coruña privaba a los racinguistas del liderato. Fue entonces cuando los racinguistas comenzaron una extraordinaria racha de resultados, enlazando 16 victorias y 3 empates, incluido el que, el 1 de mayo de 2022, ante el filial del RC Celta en unos Campos de Sport hasta la bandera, significó el ascenso a Segunda División, a falta de 4 jornadas para el final, algo impensable cuatro meses atrás. El RC Deportivo tenía una apreciable ventaja sobre el Racing, que con esa racha de 19 partidos sin perder (16 victorias), dio totalmente la vuelta en la clasificación, dejando a los gallegos a bastantes puntos. Especialmente importante fue la victoria en Riazor a mediados de febrero, con un único gol de Íñigo Sainz-Maza, que prácticamente alcanzaba a los coruñeses por entonces en la clasificación. Pablo Torre, que cuajó una extraordinaria temporada, incluyendo 10 goles, aunque finalizó el curso, había llegado a un acuerdo en marzo junto al Racing y F. C. Barcelona, por la cantidad que figuraba en su cláusula. Aquel dinero sería importante para el futuro a corto plazo.

 

2022-23 – El Consejo de Administración, consciente de la importancia de mantener la categoría en esta vuelta a Segunda División, logró, gracias a subir el tope salarial para la plantilla, formar un grupo deportivo, que, con gran implicación y trabajo, llevaron adelante el proyecto, no sin sufrimiento. En la dirección deportiva se confió en el gran trabajo y resultados del guipuzcoano Mikel Martija en los años anteriores con la SD Éibar. Con la continuidad de Romo en el banquillo, se pudo aliviar las salidas de Pablo Torre y Soko, entre otros, con nuevos jugadores como Rubén Alves, Dani Fernández, Juergen, Íñigo Vicente, Aldasoro, Peque, Ezkieta y Mboula. Al equipo le costó acoplarse a la categoría, perdiendo en las cuatro primeras jornadas y con el aún más negativo dato de cero goles a favor. A partir de la quinta jornada, con una victoria en El Molinón, se consiguió enlazar una buena racha que hizo salir de las posiciones de descenso, aunque pesaba la poca capacidad goleadora, lo que hizo que no se pudiera pasar del empate en jornadas donde era factible la victoria. Le sucedió otra mala racha, de cinco derrotas seguidas, tres en los Campos de Sport ante rivales accesibles, que terminaría con el cese de Romo. Estábamos a mediados de diciembre y el pesimismo reinaba entre la afición, que no en una plantilla convencida de sacar el proyecto adelante. Llegó un asturiano al banquillo, otro más de los que se habían sucedido en las dos últimas décadas, con bastante rentabilidad en general. José Alberto López, que hizo un gran trabajo en el Real Sporting gijonés, así como en el CD Mirandés y Málaga CF, fue el elegido. Transformó totalmente la forma de jugar del equipo, consiguiendo que se tuviera más capacidad goleadora, a lo cual colaboró la llegada del delantero croata, Roko Baturina, cedido por parte del Ferencvaros TC. En una segunda vuelta extraordinaria, con números de play-off de ascenso, el equipo consiguió la permanencia. Por vez primera desde 2012-13, el Racing ligaría dos cursos seguidos en la segunda categoría. Terminada la temporada, en julio de 2023, con la pretemporada siguiente recién comenzada, llegaron al club nuevos propietarios, con una empresa formada por un matemático argentino que pronto se ganó a la gente, Sebastián Ceria, y Manolo Higuera, que volvía de nuevo al Racing con más ilusión que nunca, una ilusión que pronto contagiaron al racinguismo.