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ESFUERZO TITÁNICO SIN PREMIO
EL RACING, CON UNO MENOS DURANTE UNA HORA, PUSO EL BUEN FÚTBOL Y EL ATLÉTICO LOS GOLES (4-1)
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“El resultado fue injusto, porque el Racing jugó más y mejor que el Atlético. Nuestro nivel resultó superior y no merecimos un balance tan desfavorable”. Al término del encuentro Atlético de Madrid-Racing (4-1), casi al borde de la medianoche, Juan Ramón López Muñiz no trataba de explicar lo que había ocurrido a la ribera del Manzanares, sino de reconocer los méritos de su equipo, que en modo alguno se hizo acreedor a una goleada en contra. Todo ello, en pleno y titánico esfuerzo después de la reciente y brillante remontada en París.
Puede escribirse perfectamente que el juego o el fútbol lo puso el Racing y los goles el Atlético, en general, y en especial Forlán. El uruguayo asistió dos tantos y ejecutó otros dos. Demasiado premio para un conjunto, el rojiblanco que, plagado de estrellas internacionales, no debió recibir tan exagerada compensación. La pegada madrileña se dejó sentir, si bien en modo alguno fue el reflejo de lo ocurrido en la cancha. El Racing se mostró casi siempre superior aun cuando hubo de afrontar el reto de plantar cara a un candidato a la Liga de Campeones con diez jugadores durante una hora. Y es que César Navas fue expulsado en el minuto 30 por dura entrada a Assunçao y su equipo pareció acusarlo menos de lo previsible.

CON CLARIDAD DE IDEAS
Los racinguistas, esta noche verdinegros, empezaron con orden, claridad de ideas, saliendo con el balón jugado, buscando la velocidad y tratando de no perder jamás la compostura. Enfrente estaba un rival plagado de extranjeros (ninguno de los que formó de salida en el Atlético había nacido en España) a los que había que replicar con mucha cabeza. No dio la impresión el bloque de Muñiz de acusar el extraordinario esfuerzo del jueves en París. Atrás estaba el bello espectáculo de la segunda mitad en el Parque de los Príncipes y la singular heroicidad de igualar un partido europeo. Los racinguistas, esta noche verdinegros, empezaron con orden, claridad de ideas, saliendo con el balón jugado, buscando la velocidad y tratando de no perder jamás la compostura. Enfrente estaba un rival plagado de extranjeros (ninguno de los que formó de salida en el Atlético había nacido en España) a los que había que replicar con mucha cabeza. No dio la impresión el bloque de Muñiz de acusar el extraordinario esfuerzo del jueves en París. Atrás estaba el bello espectáculo de la segunda mitad en el Parque de los Príncipes y la singular heroicidad de igualar un partido europeo.
Los racinguistas, esta noche verdinegros, empezaron con orden, claridad de ideas, saliendo con el balón jugado, buscando la velocidad y tratando de no perder jamás la compostura. Enfrente estaba un rival plagado de extranjeros (ninguno de los que formó de salida en el Atlético había nacido en España) a los que había que replicar con mucha cabeza. No dio la impresión el bloque de Muñiz de acusar el extraordinario esfuerzo del jueves en París. Atrás estaba el bello espectáculo de la segunda mitad en el Parque de los Príncipes y la singular heroicidad de igualar un partido europeo. Los racinguistas, esta noche verdinegros, empezaron con orden, claridad de ideas, saliendo con el balón jugado, buscando la velocidad y tratando de no perder jamás la compostura. Enfrente estaba un rival plagado de extranjeros (ninguno de los que formó de salida en el Atlético había nacido en España) a los que había que replicar con mucha cabeza. No dio la impresión el bloque de Muñiz de acusar el extraordinario esfuerzo del jueves en París. Atrás estaba el bello espectáculo de la segunda mitad en el Parque de los Príncipes y la singular heroicidad de igualar un partido europeo.

Mas la torre Eiffel ya era historia y el Atlético exigía mucho. La respuesta racinguista fue contundente. Se adelantó en el marcador con el nuevo gol de penalti de Tchité. El esfuerzo titánico, tras la sobrecarga que suponía la cita de la Copa de la UEFA, aún reciente, daba la impresión de apenas sentirse. El juego fluido y la capacidad para controlar el balompié que se ejercitaba provocó que los rojiblancos se movieran con lentitud, no dispararan a puerta más que cinco veces, y eso al final del encuentro y con el resultado exagerado de cuatro goles.
Difícil resulta explicar que se haya encajado una goleada, el propio Muñiz lo reconocía, pero en el Vicente Calderón dirigentes del Atlético no se ocultaban a la hora de decir que el Racing era el mejor equipo que por allí había pasado y que no se entendía cómo se hizo tan buen encuentro apenas dos días largos después de actuar en París.

La primera mitad de los verdinegros fue de control casi absoluto de la situación, con peligro en las contras y con continuo trabajo de apoyo. Y el trabajo racinguista provocó más pitidos de la hinchada local a los suyos. Era tal la superioridad cántabra que hasta una mano de Seitaridis en el área, en el minuto 28, pudo acabar en penalti. Pero...llegaron dos tres acciones puntuales. En el minuto 20 Kun y Forlán elaboraron la precisa jugada que acabó con gol de Simao. A la media hora el Racing se quedó sin César Navas para el resto de partido (una hora, nada menos) y para el siguiente encuentro, por tarjeta roja directa. En el 32 marcó Kun a nuevo pase de Forlán.
Con diez el Racing bajó a Serrano al lateral izquierdo y pasó a Marcano al eje de la zaga, pero no mermó su vocación ofensiva. En la zona ancha Lacen y Colsa se hacían los dueños junto con Munitis, aprovisionando de balones a Tchité y Pereira. Un zurdazo del capitán Pedro Munitis obligó, en el 37, a Leo Franco, a un apurado despeje. Era la demostración de que el Racing andaba muy lejos de entregarse. Ni en inferioridad dejaba de elaborar más balompié que el Atlético ni de buscar la meta local.
En la continuación los racinguistas siguieron erre que erre con paciencia, mejor fútbol que el rival, más combinaciones y hambre de gol. A los dos minutos Tchité cede a Pereira y el gallego remata fuera por poco. Las ocasiones eran cántabras y la forzada ausencia de un componente de la escuadra apenas se dejaba sentir. Para ello hubo que aumentar el esfuerzo, accionar con inteligencia y no perder la compostura. Mirando hacia delante provocaban los silbidos de la hinchada atlética contra los suyos. El juego racinguista se imponía más en la cancha que en el marcador. Incluso, aún con 2-1 en el marcador, una jugada de Munitis-Pereira estuvo cerca de acabar en nuevo gol.
En la continuación los racinguistas siguieron erre que erre con paciencia, mejor fútbol que el rival, más combinaciones y hambre de gol. A los dos minutos Tchité cede a Pereira y el gallego remata fuera por poco. Las ocasiones eran cántabras y la forzada ausencia de un componente de la escuadra apenas se dejaba sentir. Para ello hubo que aumentar el esfuerzo, accionar con inteligencia y no perder la compostura. Mirando hacia delante provocaban los silbidos de la hinchada atlética contra los suyos. El juego racinguista se imponía más en la cancha que en el marcador. Incluso, aún con 2-1 en el marcador, una jugada de Munitis-Pereira estuvo cerca de acabar en nuevo gol.

SIN EL RESULTADO MERECIDO
El trabajo no dio el resultado deseado. Servía para explicar que el desenlace final estaba lejos de ser justo. Los dos tantos postreros de Forlán, cuando ya el Racing arriesgaba a tope, fueron más la consecuencia de la fórmula salida de la pegada atlética y del ansia de gol de los cántabros, que del buen quehacer rojiblanco.
En suma un partido de pleno esfuerzo racinguista, casi titánico, sin el premio que le debía haber correspondido. Una goleada en contra que resultó castigo injusto, “pero así es el fútbol”, concluyó Muñiz. Los jugadores salieron con la cabeza alta aun cuando el tanteador indicara un varapalo de los que duelen. Lo positivo fue que el Racing mantuvo una línea creciente de juego y que las circunstancia que se dieron en Madrid no deben desanimar a una plantilla más que capacitada por logros como los que nos empieza a acostumbrar. El trabajo no dio el resultado deseado. Servía para explicar que el desenlace final estaba lejos de ser justo. Los dos tantos postreros de Forlán, cuando ya el Racing arriesgaba a tope, fueron más la consecuencia de la fórmula salida de la pegada atlética y del ansia de gol de los cántabros, que del buen quehacer rojiblanco.
El trabajo no dio el resultado deseado. Servía para explicar que el desenlace final estaba lejos de ser justo. Los dos tantos postreros de Forlán, cuando ya el Racing arriesgaba a tope, fueron más la consecuencia de la fórmula salida de la pegada atlética y del ansia de gol de los cántabros, que del buen quehacer rojiblanco.
En suma un partido de pleno esfuerzo racinguista, casi titánico, sin el premio que le debía haber correspondido. Una goleada en contra que resultó castigo injusto, “pero así es el fútbol”, concluyó Muñiz. Los jugadores salieron con la cabeza alta aun cuando el tanteador indicara un varapalo de los que duelen. Lo positivo fue que el Racing mantuvo una línea creciente de juego y que las circunstancia que se dieron en Madrid no deben desanimar a una plantilla más que capacitada por logros como los que nos empieza a acostumbrar. El trabajo no dio el resultado deseado. Servía para explicar que el desenlace final estaba lejos de ser justo. Los dos tantos postreros de Forlán, cuando ya el Racing arriesgaba a tope, fueron más la consecuencia de la fórmula salida de la pegada atlética y del ansia de gol de los cántabros, que del buen quehacer rojiblanco.
FICHA TÉCNICA
Atlético de Madrid: Leo Franco, Seitaridis, Heitinga, Ujfalusi, Pernía, Simao (Banega m. 85), Maniche (Raúl García m. 85), Assunçao, Maxi, (Luis García m. 85), Kun Agüero y Forlán.
Racing: Toño, Pinillos (Gonçalves m. 76), Garay, César Navas, Marcano, Lacen (Luccin m. 81), Colsa (Sergio Canales m. 81), Munitis, Tchité, Pereira y Serrano.
Árbitro: Medina Cantalejo. Comité andaluz. Amonestó a Heitinga m. 6, Serrano m. 9, Ujfalusi m. 21, Maniche m. 38, Maxi m. 69 y Tchité m. 90). Expulsó a César Navas en el minuto 30 por dura entrada a Assunçao.
Atlético de Madrid: Leo Franco, Seitaridis, Heitinga, Ujfalusi, Pernía, Simao (Banega m. 85), Maniche (Raúl García m. 85), Assunçao, Maxi, (Luis García m. 85), Kun Agüero y Forlán.
Racing: Toño, Pinillos (Gonçalves m. 76), Garay, César Navas, Marcano, Lacen (Luccin m. 81), Colsa (Sergio Canales m. 81), Munitis, Tchité, Pereira y Serrano.
Árbitro: Medina Cantalejo. Comité andaluz. Amonestó a Heitinga m. 6, Serrano m. 9, Ujfalusi m. 21, Maniche m. 38, Maxi m. 69 y Tchité m. 90). Expulsó a César Navas en el minuto 30 por dura entrada a Assunçao.

Goles:
0-1 M. 7 Derribo de Heitinga a Tchité que el árbitro castiga con penalti. Ejecuta y marca Tchité por el lado izquierdo de Leo Franco quien llega a rozar el balón.
1-1 M. 20 Pase de Agüero y dejada de Forlán para Simao, quien apenas entrado en el área golpea con la izquierda y marca por alto.
2-1 M. 32 Kun Agüero a cesión de Forlán.
3-1 M. 77 Forlán se beneficia de un balón rebotado tras falta de Assunçao a Lacen, que no se señala y acierta de potente disparo cercano.
4-1 M. 80 Centro de Seitaridis desde la derecha y Forlán desvía a gol.
0-1 M. 7 Derribo de Heitinga a Tchité que el árbitro castiga con penalti. Ejecuta y marca Tchité por el lado izquierdo de Leo Franco quien llega a rozar el balón.
1-1 M. 20 Pase de Agüero y dejada de Forlán para Simao, quien apenas entrado en el área golpea con la izquierda y marca por alto.
2-1 M. 32 Kun Agüero a cesión de Forlán.
3-1 M. 77 Forlán se beneficia de un balón rebotado tras falta de Assunçao a Lacen, que no se señala y acierta de potente disparo cercano.
4-1 M. 80 Centro de Seitaridis desde la derecha y Forlán desvía a gol.
Incidencias: Unos 40.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón. Partido que comenzó a las nueve de la noche con tres grados de temperatura, En las gradas se dejaron sentir los reducidos seguidores racinguistas, en especial la Peña Vindio Sotileza, de Madrid. El Racing ejecutó nueve saques de esquina por uno el Atlético. Los racinguistas jugaron con la camiseta negra y verde a cuadros.

FOTOGRAFÍAS GENTILEZA DEL DIARIO AS

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