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Capítulo 7

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1956-57

En el aeropuerto de Barajas, posan Trueba, Orizaola, Terio, Alsúa, Urdiales, Paco Santamaría, Pomposo y López Rico, durante un desplazamiento.

HISTORIA / Cap. 7 En tono oscuro

Después de unos gratificantes años en primera división, vuelve el Racing a sufrir otro periodo gris en Segunda, esta vez durante un lustro. Se cumplen así dos ciclos similares, en los que alterna la primera división con las inferiores durante rachas casi idénticas. Las temporadas en Segunda también tienen sus altibajos. Si en las dos primeras campañas el Racing se mantiene en la tabla en su zona media, sin ninguna aspiración de ascenso y con un equipo carente de toda aspiración, en la tercera está a punto de dar el salto a primera. Le sigue a continuación otra temporada anodina, para concluir por fin con el ansiado ascenso con un conjunto bastante remozado. Desde el punto de vista económico son años difíciles. El número de espectadores decrece de forma notable, la carga de los socios-propietarios se hace cada día más anerosa, llegándose a una situación financiera del club bastante delicada. En estas circunstancias, el fichaje de nuevos jugadores se hace poco menos que imposible, por lo que hay que buscar otras soluciones. Una de ellas es digna de aplauso: el fomento de la cantera y el ascenso al primer equipo de jóvenes jugadores que destacaban en los filiales y en los equipos regionales. Suben así jugadores como los hermanos Santamaría, Miera, Yosu, Somarriba, Zaballa, Gómez, Pardo, Trueba, etc. La otra, no tan plausible, consiste, ante la imposibilidad de hacer grandes desembolsos para fichar a jugadores contrastados, en aceptar jugadores cedidos por los clubes más poderosos como el Real Madrid y el Barcelona, muchos de ellos de vuelta.

 

1955-56 - Después de cinco años en primera división, el 2º descenso del Racing en su historia había caido como un jarro de agua fría entre los aficionados. El nuevo entrenador, Nando, marcaba las pautas de la temporada que estaba a punto de comenzar: juventud, juventud y juventud. Los jóvenes tardaron en hacerse y muchos de ellos cuando alcanzaron un nivel de juego encomiable, años después, también optaron por el camino de la emigración. Por otra parte, como la directiva se fijó como meta sanear la economía del club, los fichajes brillaron por su ausencia. Lo que unido al descenso de categoría, mantuvo a la afición "adormecida" durante toda la temporada. La actuación del Racing a lo largo del Campeonato de Liga tuvo muy poco que resaltar. El equipo estuvo carente de la velocidad que se le presuponía, mostrándose en todo el torneo en una línea muy irregular, destacando sobre todo la falta de conjunción entre líneas y la poca efectividad de la delantera. Lo único destacable de esta anodina temporada, fue la consagración de Lobera como indiscutible bajo los palos y la aparición de una serie de jóvenes valores de la cantera que, como casi siempre ha ocurrido, fueron los que "sacaron las castañas del fuego" y mantuvieron al equipo en 2ª división. Fueron éstos: los hermanos Paco y Julio Santamaría, Campón, Santín, Torre, Pardo y Lolo Gómez.

 

1956-57 - Antes de comenzar el Campeonato de Liga, el Presidente Ricardo Naveda manifestaba la firme voluntad de la directiva de conseguir el ascenso en esta temporada, tarea a priori bastante poco probable, ya que prácticamente no había habido refuerzos y se afrontaba la temporada con los mismos hombres que el año anterior habían estado más cerca de los últimos lugares que de los lugares de privilegio. La afición "pasó" un poco del equipo, y en los corrillos futbolísticos se hablaba más de los éxitos del Real Madrid en la Copa de Europa, y en las actuaciones de Gento y Marquitos en este equipo, que del propio Racing. Al final concluyó el Campeonato de Liga en un discreto octavo lugar, con un punto negativo, y casi equilibredo entantos a favor y en contra. Sus mejores actuaciones, sobre todo en cuanto a resultados, se produjeron lejos de Santander.

 

1957-58 - Esta temporada ha pasado a la historia del Racing como "el año que el Racing no quiso ascender a primera división", pues no puede tener otra explicación el que un equipo que marcha en primer lugar de la clasificación mediado el torneo, traspase a otro equipo de primera en trance de descender, a su máximo goleador y a uno de sus más firmes baluartes en la defensa. Naturalmente, el equipo que cedía los jugadores -el Racing- no ascendió, y el que se favoreció con los refuerzos -el Sevilla- no descendió. La estrella del equipo era Vicedo, un muchacho de 18 años, cedido por el Barcelona, con todas las condiciones para ser una figura del fútbol: visión de la jugada, buen toque de pelota, disparo certero y capacidad para resolver individualmente en situaciones de ataque. Cuando se empezaba a acariciar la posibilidad del ascenso surge la "bomba": a pesar de que la directiva había negado en dos ocasiones tal rumor, en el plazo de 10 días, Gómez y santín son traspasdos al Sevilla, equipo que en aquel momento se debatía en el último lugar de la tabla de clasificación de primera. Los efectos no se hacían esperar: Gómez, continuaba marcando goles en el Sevilla, que al final evitaba el descenso, y el Racing bajaba su efectividad de forma ostensible. Al final, quedaba descolgado en su lucha por el ascenso, a 10 puntos del Oviedo y del Sabadell.

 

1958-59 - Después de la desilusión sufrida en la temporada anterior, la afición se mostraba muy remisa ante la nueva campaña, lo que condujo a una situación cada vez más axfisiante en la economía del club. Además estaba el lastre de los socios-propietarios. Este numeroso grupo de socios había pagado, varios años atrás, en una sola cuota, el equivalente en metálico al precio del carnet durante 10 años aproximadamente. Ello les daba el título de socios-propietarios, es decir, que serían socios de por vida, sin tener que abonar ninguna cuota más. Esta solución, que en un primer momento supuso una gran inyección económica en las arcas del club, y que sin duda todos los socios lo hicieron con la mejor voluntad de ayudar al club, pasados unos años se convirtió en una gran losa para la economía del Racing, que no veía la manera de levantar la cabeza. En conjunto, la temporada tiene poco de resaltable, ya que el equipo se mantuvo toda la temporada en un tono discreto, sin aspiraciones ni sobresaltos, y la mayoría de los resultados fueron lógicos, de una cierta monotonía, con diferencias cortas, tanto a favor como en contra. También hubo un cambio de directiva a lo largo de esta temporada. Ante la mala marcha del equipo y constantes presiones por parte de los aficionados, dimitía la presidida por Ricardo Naveda y, poco después, ya en el mes de mayo, era elegido nuevo presidente, José Vidal de la Peña, que volcaba sus esfuerzos en pedir ayuda a Barcelona y Real Madrid, para intentar el ascenso del equipo a primera división.

 

NOTA.- Textos extraídos del libro RACING DE SANTANDER, 75 AÑOS DE HISTORIA, de Teodosio Alba Ingelmo.